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Archive for octubre 2012

Ya no están los archivos que pensamos que siempre se podrían bajar, pero nadie muere de soledad o de enajenación. El síntoma contemporáneo es exorcizar los b(v)ingos y bordar oraciones en colchones atrofiados por el sueño. Es difícil establecer si este era el éxito que buscaba Colón o Descartes, pero ya es posible encontrar los bailes del último vals en la nada de la mañana. Comiendo lupas. Así se podrá impartir secresiones sudoríparas desde el sistema perceptivo mientras alguna cripta describe la arquitectura mnémica del individuo promedio (es decir, usted y yo). Dejando a lado las teorías será preciso explicar el hecho del saco de cemento en la garganta. De seguro le bastará clickear para constatar dicha genealogía en una infinidad de escalones hasta el inicio borroso e implacable. Ahí será el punto para plantear nuestra tesis: el poeta está a 3 metros de cada coincidencia. Servirá como ejemplo oportuno la anécdota de Klossowski para ilustrar la interdependencia del triunvirato numismático de la destrucción humana:

«…el asunto es que esta señora llevaba más de dos años siguiendo su análisis con un freudiano empedernido. Cuando un día notó que las palomas eran un símbolo funesto de la divinidad como podredumbre. No dejó a su psicoanalista, pero de ahí en adelante, empezó a indagar en la conminación del bien y el mal, de la poesía de la normalidad. Casi parecería que las coincidencias no existen porque justo por la misma época ella empezó a visitar un chifa que no era chifa, sino centro gastronómico taiwanés donde al parecer se realizaban sacrificios de personas. Un día mientras ella comía entró la señora Yin, la dueña del local, arrastrando un saco con puras cabezas humanas mientras llamaba a Tcheigu, su perra, para que venga a comer. Cuando esta señora le preguntó por qué realizaban dichos sacrificios, la señora Yin respondió: ¿Clee uté que etos humanos tienen algo de la piedla negla en su cabeza?» *

Sin más que agregar, se despide su servidor comentando que sale de mí, no lo puedo evitar, es un géiser de mostaza cristalina que no sirve de nada. Nunca se publicará un libro sobre mi inconsciente. Sólo me desvelo para no masticar el frío con una colcha de asbesto, para no comer los quicios binarios del templo de los dioses de ningún día.

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*Klossowski, Pierre. La moneda viva. Editorial Pretextos, 2012.

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